Miedo

Nadie se acuerda pero seguro todos tuvimos miedo al nacer.
Si nos morimos de miedo de dar un beso,
mirá si no vamos a tener miedo de adentrarnos al mundo.
Tener miedo de decirle a esa persona "te quiero",
de invitarla a salir,
de volver a invitarla a salir,
de abrazarla de más,
de decirle cuánto deseamos verla dormir.
Tener miedo de enviar un mensaje,
de haber puesto alguna pavada incorrecta en ese mensaje que enviamos,
miedo de que pierda el interés,
miedo de que se le pasen las ganas de vernos,
miedo de no volver a pararnos nunca más delante de su puesta.
Escuchar una canción y tener miedo de contarle que nos recordó a ella.
Mirar una serie y tener miedo de hablarle para recomendarle que la vea.
No hablar. No decir nada. No mirar de más.
Tener miedo. Tener mucho miedo.
Una noche perderlo y, en ese momento,
entender que ya es tarde.

Acá

A veces siento que necesito despertarme y tenerte al lado
para agarrarte, para morderte, para saborearte.
Tenerte al lado y mirarte los ojos para comprender
que te miro y lo tengo todo.
No sé qué es todo pero ahí está dando vueltas
eso que necesito que está dentro de tu mirada.
A veces no aguanto las ganas de ir hasta tu casa y abrazarte,
llenarte de besos y acurrucarme en el sillón
donde una mañana nos dimos cuenta
que algo diferente había en el aire.
Tocarte el timbre y preguntarte
si ya compraste el nuevo disco de tu banda preferida
o si tenés alguna película para recomendarme.
A veces siento que no puedo dejar de desearte,
entonces, vengo acá y escribo.

Eat me

Cuando quieras comerme
trataré de estar ahí
para sentir como me mordés
a través de tus dientes.
Voy a encontrarme en el fondo de tus ojos,
me miraré como en un espejo,
voy a caminar despacio por tus arrugas
y hundirme en el hueco de tu cuello.
Cuando quieras cantarme en estrofas 
cuan grande es tu deseo
voy a estar ahí para escucharte
y hundirme en tu cuerpo
como en la noche de otoño cuando nos despedimos.
Quiero rodearte en tu cama con mi abrazo
y cuidarte de los fantasmas que te acechan.
Estar ahí cuando quieras morderme,
cuando vuelvas a saborearme 
como la mañana que nos conocimos en invierno.