La intrusa

Quiero meterme en tus sueños 
como quién entra a una casa sin pedir permiso.
Me quiero esconder detrás del sillón
y poder verte desde ese rincón
creando un mundo mágico.
Quedarme en silencio para no desconcentrarte,
poder mirar desde lejos cómo movés tu pie
cuando te quedas un instante pensando las acciones.
Me quiero meter en tus sueños,
en tu mente brillante,
recorrer tu imaginación
y quedarme ahí para siempre.

El man

El primer beso que nos dimos.
Esperar el instante.
La primera vez que nos vimos.
Escuchar tu voz y grabarla en mi mente.
Mirarte a los ojos. 
Esos ojos verdes que me dan ganas de hacerle una canción.
Y a tu boca que me pierde.
La primera vez que nos vimos nos abrazamos tan fuerte
que logramos disolver fantasmas que acechaban.
Recorrer despacio con mi dedo tu brazo y tu cuerpo.
Hacerte reír.
Volver a mirarte.
Que esté todo bien.
Y en cada tarde,
volver a comenzar.

No ver

Hoy tuve ganas de verte.
Como ayer,
que tuve ganas de verte.
Me desperté y pensé en las ganas que tengo de verte.
Porque al dormir lo hice pensando en las ganas que tengo de verte.
Cuando pasé por tu casa no me animé a golpear
por miedo a que vos no tengas tantas ganas de verme
como yo
que te quiero ver 
desde ayer
cuando dejamos de vernos.

Acá

Yo te quiero acá,
cerquita, al lado.
Para decirte que vengas
que en la tele están dando algo que te puede interesar.
Yo te quiero acá,
para contarte algo que me pasó
cuando andaba por el subte
y a una chica se le cayó su café con leche.
Tenerte acá para saber cómo estás
y abrazarte si algo te da miedo.
Yo te quiero acá
para poder mirarte y redescubrirte.
Porque como dice Pity:

Cortito

Cuando te veo
me sumerjo en un mundo
donde no existe nada más que nosotros
en ese momento, en ese lugar.
Me gustás tanto 
que siento de mis ojos estallar mariposas
y desearía poder repetir ese instante
mucho tiempo,
muchos días.

Sudestada

Todo lo que la lluvia calme.
Todo lo que la lluvia limpié, desarme.
Caminarás por senderos ajenos.
Caerás en el círculo del olvido.
La lluvia se llevará los recuerdos
como en cada nube lo hace el destino.
Y el día que el sol salga
y te encuentre a la vuelta de la esquina,
las caricias volverán al nido
hasta que una lluvia arrastre los sentimientos
como en cada sudestada lo hace el río. 

Miedo

Nadie se acuerda pero seguro todos tuvimos miedo al nacer.
Si nos morimos de miedo de dar un beso,
mirá si no vamos a tener miedo de adentrarnos al mundo.
Tener miedo de decirle a esa persona "te quiero",
de invitarla a salir,
de volver a invitarla a salir,
de abrazarla de más,
de decirle cuánto deseamos verla dormir.
Tener miedo de enviar un mensaje,
de haber puesto alguna pavada incorrecta en ese mensaje que enviamos,
miedo de que pierda el interés,
miedo de que se le pasen las ganas de vernos,
miedo de no volver a pararnos nunca más delante de su puesta.
Escuchar una canción y tener miedo de contarle que nos recordó a ella.
Mirar una serie y tener miedo de hablarle para recomendarle que la vea.
No hablar. No decir nada. No mirar de más.
Tener miedo. Tener mucho miedo.
Una noche perderlo y, en ese momento,
entender que ya es tarde.

Acá

A veces siento que necesito despertarme y tenerte al lado
para agarrarte, para morderte, para saborearte.
Tenerte al lado y mirarte los ojos para comprender
que te miro y lo tengo todo.
No sé qué es todo pero ahí está dando vueltas
eso que necesito que está dentro de tu mirada.
A veces no aguanto las ganas de ir hasta tu casa y abrazarte,
llenarte de besos y acurrucarme en el sillón
donde una mañana nos dimos cuenta
que algo diferente había en el aire.
Tocarte el timbre y preguntarte
si ya compraste el nuevo disco de tu banda preferida
o si tenés alguna película para recomendarme.
A veces siento que no puedo dejar de desearte,
entonces, vengo acá y escribo.

Eat me

Cuando quieras comerme
trataré de estar ahí
para sentir como me mordés
a través de tus dientes.
Voy a encontrarme en el fondo de tus ojos,
me miraré como en un espejo,
voy a caminar despacio por tus arrugas
y hundirme en el hueco de tu cuello.
Cuando quieras cantarme en estrofas 
cuan grande es tu deseo
voy a estar ahí para escucharte
y hundirme en tu cuerpo
como en la noche de otoño cuando nos despedimos.
Quiero rodearte en tu cama con mi abrazo
y cuidarte de los fantasmas que te acechan.
Estar ahí cuando quieras morderme,
cuando vuelvas a saborearme 
como la mañana que nos conocimos en invierno.

Todo

Sos lindo como las letras de Daniel Johnston
o como en la escena en la que Theodore le canta a Samanta la canción de la luna.
Sos lindo como un café con leche en invierno
o como el solcito que te da en la cara cuando viajas y hace frío.
Tus caricias son lindas como las flores de un cactus que sólo abre de noche
o como el día que te das cuenta que ese despertar queres repetirlo para siempre.
Te crucé cuando iba a hacer unas compras,
me miraste y estabas tan bello,
mi amiga me dijo que mi sonrisa fue enorme
cuando me sorprendió tu presencia en la esquina.
Te abracé fuerte sólo para saludarte,
me dieron ganas de decirte que me di cuenta de cuánto te quiero
pero vivimos en un momento tan horrible
que no podemos permitirnos ser sinceros.
Sos lindo como cuando el aroma se adelanta a la tormenta
o como cuando las nubes llegan con formas a nuestro cielo.
Me gustas como dormir la siesta en otoño
o como tirarme en el pasto a mirar las estrellas en verano.
Me encantás como me encanta Danny says de Ramones
o como cuando Margot le dice Richie que deben amarse en secreto.

Un beso llega

Tenía tantas ganas de besarte,
tantas tantas.
Cuando me hablabas de los recuerdos de tu infancia
y me señalabas a donde vas cuando te aburrís los mediodías.
Tenía tantas ganas de besarte
mientras mirábamos juntos Breathless
y los dos soñábamos 
con ser Jean Paul Belmondo y Jean Seberg.
Tenía ganas de besarte cuando te reíste del chiste que te hice
justo después de coger
cuando nos miramos con ternura.
Cuando nos tapamos con las sábanas
porque el invierno invadió nuestra habitación,
seguí con ganas de besarte.
Despacito, en la mejilla y en tus labios,
acariciarte la cara con mi nariz
y hacerte cosquillas en el cuello.
También tuve muchas ganas de besarte 
la noche que fuimos a ver a Juana Molina al teatro
y en cada acorde me gustaba afirmar con la mente
que para mi también la gloria es verte volver
y saber que un beso llega.
Un beso llega.

Constelaciones

Mi sueño es que me dejas contar
los lunares de tu espalda.
Poder unirlos con líneas imaginarias
y crear constelaciones que te mimen,
que logren hacerte sentir feliz.
Cuando me hablás
me gusta mirar las formas que tienen tus ojos
cómo se dibujan puntitos que forman
la historia de tu piel.
En el momento en que nuestras manos se entrelazan
se desata la libertad de cada uno de nuestros actos,
me parece tan bien que nos guíemos hacia la nada
y que, en esa nada, seamos todo.
Respirar irrealidad constante,
como cuando estamos en el teatro y nos creemos en la obra.
Así pasan los años, reírnos.
Así pasan las noches, alejarnos.
Anoche soñé que nos despedíamos pero estábamos bien.
En la siesta irrumpimos en un reencuentro hermoso,
donde prometimos no volver a separarnos.
Y, mientras yo fumaba acostada en la cama,
vos leías y yo contaba tus lunares
y los unía con líneas imaginarias que formaban constelaciones.
Vos te diste vuelta y confesaste que eras feliz.

Para S.

Besar al chico más lindo.
Jugar a quien salta más lejos.
Mirar profundo a los ojos.
Abrazar fuerte hasta apretar.
Permitir que el corazón lata fuerte.
Acariciar despacio como si no existiera el tiempo.
Relajar en cada roce de dos cuerpos.
Desvestir sin prisa.
Correr dejando atrás la bronca.
Subir el volumen y cantar tu canción favorita.
Equivocarse.
Escribir en un papel un nombre y sonreír.
Dibujar corazones por doquier.
Tener la certeza de que quizás algún día todo termine.
Amar sin miedo.

Pasado pesado


¡Hola, pasado! ¿Cómo estás? No te esperaba. Vení, sentate.
¿Querés tomar algo? 
En la heladera tengo la cerveza que te gusta.
Y, si te fijás, en la alacena hay muchas cosas que te pueden encantar.
Justo justo estaba pensando en vos.
¡Qué tonta! Por eso viniste. Porque yo te llamé.
Es que la tarde estaba horrible y yo necesitaba recordar y te tocó a vos.
¿Te acordas la vez que caminábamos por Av. Rivadavia?
Pasó un auto y te gritó: "¨¡Besala, soquete!"
Tu cara. Mi cara.
Sonreímos.
Nos miramos.
Y así fue como me besaste por primera vez.
Digo "besaste" porque vos te acercaste a mi.
Yo sólo me dejé llevar. 
Fue un beso intenso. 
Todavía puedo recordar tus manos acariciando mi espalda con firmeza.
Ahí, en la calle. Porque era verano y una hora en la que no había mucha gente.
O quizás sí. No lo recuerdo.
¿Para qué te voy a mentir?
Vos estabas tan nervioso.
Yo también. Pero me hacía la que no.
En el fondo lo sabías. Porque yo no podía parar de reír.
Bueno, quizás ese día no lo notaste.
Pero después de tantos años aprendiste que, aún en la peor desgracia, me es inevitable reír.
Como el día que chocamos con el auto y sangraba y reía.
Creo que, ese día, te diste cuenta que me es inevitable.
Te extraño tanto. Más que nada a la noche.
Extraño esas noches cuando hablábamos sin parar. 
Nos contábamos nuestros miedos más profundos. 
Por momentos me daban ganas de llorar y vos siempre lo solucionabas con un chiste.
¿Qué nos pasó, Roberto?
No entiendo.
Sí, ya sé que fui yo la que decidió terminar.
Pero así y todo no lo entiendo.
No puedo comprender cómo no luchaste por recuperarme.
Por qué no hiciste nada.
Me dejaste ir. Como, si en verdad, vos también deseabas ese punto final.
¿Lo deseabas?
¿Por qué no dijiste nada?
Roberto, no puedo más de extrañarte.
Quiero que vuelvas.
Necesito que vuelvas.
No, dejá. Mejor andate. Así está bien.
Dejame en paz. Dejame respirar. Roberto, me ahogás.
Estoy harta de pensar tanto en vos.
¿Con qué derecho venís en el medio de la noche e irrumpís mi calma?
Cansada me tenés.
Roberto, haceme un favor. Andate y no vuelvas.
Adiós.

Retenciones

Se me quedó un beso tuyo
en la comisura del labio.
Lo voy a dejar ahí hasta que te vuelva a ver
y, entonces, pueda renovarlo.