Inexistente

Cuando pienso en vos me dan ganas de que corras lejos
para no poder volver a verte nunca más.
Tan lejos que no pueda encontrarte,
no tener la chance de cruzarte jamás.
Cuando pienso en vos me dan ganas de abrazarte fuerte,
de llenar de besos cada rincón de tu cuerpo,
que tus manos me protejan de todos los miedos que bailan entre mis poros,
que no me dejan disfrutar de un instante de felicidad.
Porque cuando estás cerca quiero que te pierdas entres mis piernas
para encontrarte y no dejarte escapar.
Pero cuando estás lejos no quiero volver a verte ni en sueños,
quiero creer que no existís, 
que sos el personaje de alguna película que olvidé.

Que la primavera nos disuelva

¿Te acordás el otro día cuando yo de repente irrumpí en tu espacio y te dije mi nombre? Me miraste, te miré, nos miramos. Fue un segundo en el que incluso te dije que nunca te había visto de cerca. Espero que lo recuerdes tanto como yo. Sé que te pusiste nervioso. Pude sentirlo. Pude sentir tu nerviosismo canalizándose en cada parte de tu cuerpo. Sí, claro. Como me pasó a mi. No te creas que sos el único que puede sentir.
Te reíste tímidamente, no sabías qué responder y todo lo que se te cruzaba por la mente no sabías tampoco cómo expresarlo. Yo te hubiera besado. ¿Para qué mentir? ¿Para qué dar tantas vueltas? Realmente lo hubiera hecho a no ser, que sé que todavía no es el momento. Algo de todo esto hace que pueda besar otros labios mientras nos esperamos.
Juntos somos como dos personajes salidos de una película de Wes Anderson. Pasaran muchas cosas hasta que podamos tenernos adelante. Hasta que el tiempo se detenga de una vez por todas para nosotros. Para poder escuchar nuestras canciones favoritas o mirar las películas que tanto nos gustan y que repetimos hasta el no-hartazgo.
Dale Alvy, veni. Besame cuando llegue la primavera. Terminemos con toda esta pavada.